"Unidos en Cristo para Evangelizar"
18 de Mayo de 2017
Continuemos conociendo la vida de Santa Mónica, madre de San Agustín
 



 Santa Mónica sufrió con su hijo que, aunque era muy inteligente, utilizaba su inteligencia para ir por malos caminos. Por muchos años ella lo vio perderse más y más. Lloró y oró.

En las Confesiones leemos esta frase que un obispo dirigió a santa Mónica luego que le pidiera ayuda para que su hijo reencuentre la fe: «No es posible que perezca el hijo de tantas lágrimas» (III, 12, 21). El propio Agustín, tras su conversión, rezando a Dios dice: «mi madre, fiel sierva tuya, lloraba en tu presencia mucho más que las demás madres suelen llorar la muerte corporal de sus hijos, porque veía ella mi muerte con la fe y espíritu que había recibido de ti. Y tú la escuchaste, Señor; tú la escuchaste y no despreciaste sus lágrimas, que, corriendo abundantes, regaban el suelo allí donde hacía oración; sí, tú la escuchaste, Señor» (III, 11, 19).[i]

Hijos adolescentes… ¿Qué podemos hacer? Darles el ejemplo de una vida ordenada, entregarles tiempo de calidad para que se sientan siempre seguros y amados, reforzar su autoestima, darles responsabilidades acordes a su edad; podrían ser muy saludables consejos, pero no bastan.

“Es difícil perseverar en  gracia, a causa de la espantosa corrupción del mundo. Corrupción tal que se hace prácticamente imposible que los corazones no se manchen, sino con su lodo, al menos con su polvo. Hasta el punto que es una especie de milagro el que una persona se conserve en medio de este torrente impetuoso sin ser arrastrada por él; en medio de este mar tempestuoso… Solo la Virgen fiel, contra quien nada pudo la serpiente, hace este milagro en favor de aquellos que la sirven lo mejor que pueden”[ii].  Ayudarles a conocer a la Virgen, ayudarles a tener una rica vida interior, es el camino más seguro. Tomemos con fuerza nuestro Rosario y recemos a diario por los jóvenes que han perdido el camino (y también por sus padres).

Miremos a nuestros hijos y demos gracias a Dios por la bendición que hemos recibido. Y tomemos también conciencia de la enorme responsabilidad que hemos adquirido. Los hijos son de préstamo, es nuestra responsabilidad encaminarlos

 

Fuente: www.conectacec.com/las-lagrimas-de-una-madre-santa-monica-madre-de-san-agustin/

[ii] “Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen María”, San Luis María Grignion de Montfort, pág. 25

   






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