"Unidos en Cristo para Evangelizar"
28 de Diciembre de 2017
FELIZ AÑO 2018
 




Queridos amigos,

Con qué rapidez hemos llegado a fin de año. Junto con desearles un 2018 lleno de alegrías les entrego unos pensamientos que nos ayuden a saltar a la nueva realidad que todos, si el Señor así lo permite, viviremos.

Estamos viviendo las últimas horas de este año. ¡Cuántas cosas hemos vivido en estos 365 días! Por eso tenemos  una ocasión maravillosa para darle gracias a Dios por todos los dones y gracias que nos ha concedido. 

Cada uno de esos dones ha sido un regalo de su infinita bondad. Cada uno de esos dones nos ha ayudado a ser mejores y a vivir de una manera mejor.

No pensemos en los momentos duros y difíciles que tuvimos. Mirémoslos en positivo ya que nos han ido templando y hemos aprendido mucho en medio de las luchas y de las dificultades. 

Hemos podido experimentar cómo Dios nunca nos ha abandonado. Su mano poderosa ha estado siempre con nosotros, aunque nosotros no siempre la hayamos alcanzado a descubrir.

Las gracias y dones de Dios han sido siempre un regalo que el Señor nos ha hecho, pero nosotros no siempre lo hemos sabido aceptar. Sólo Dios sabe cuántas gracias dejamos pasar a lo largo de este año y no las supimos aprovechar.
 
Por eso hoy es también una buena ocasión para ver cuánto hemos avanzado en el camino del bien y de la virtud. Es la ocasión de ver si este año hemos logrado ser mejores que los años anteriores. Si hemos vivido mejor nuestra relación con Dios y con los hermanos.

Ciertamente no podemos quedarnos mirando hacia atrás. Porque la vida continúa y nosotros avanzamos con ella. Por eso tenemos que mirar hacia delante con una actitud de optimismo y de esperanza.

El año que está por comenzar será lo que nosotros hagamos de él. Cada año es simplemente un conjunto de oportunidades que se nos van a ir presentando. Y de nosotros dependerá el saber aprovecharlas.

Acordémonos que San Pablo, en su carta a los Romanos (8,28) nos dice que, en todas las cosas, Dios interviene para el bien de los que le aman. Lo que significa que, los acontecimientos y las oportunidades, sean lo que sean, si nosotros amamos a Dios y sabemos aprovecharlas, siempre contribuirán a nuestro bien.

Por eso es importante mantener en nuestra vida una actitud constante de amor a Dios. Lo que nos llevará a recibir las cosas con amor, a vivirlas con amor y a hacerlo todo por amor a Dios.

 Para poder mantener esta actitud amorosa hacia Dios, es necesario que tratemos de conocerlo cada vez mejor. No podemos amar a quien no conocemos. Y al mismo tiempo, cuanto más y mejor conozcamos a Dios, mayor será el amor hacia Él que se va a ir despertando en nuestro corazón.

Y si de amor se trata aterricémoslo en nuestra Parroquia, en nuestra Familia y en nuestra Patria. ¡Hay tanto por hacer! Cada día se nos presentan nuevos desafíos. A nivel de Arquidiócesis-Parroquia, tenemos la venida del Papa Francisco, el Sínodo, el Congreso Eucarístico. Tres cosas importantes que van a marcar nuestra vida y nuestra vida espiritual. Y tantas otras actividades.

Un abrazo grande y deseándoles todo lo mejor, el Señor los bendiga hoy y siempre.

Su Párroco,
Roberto Espejo Fuenzalida, Pbro.

 


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