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Queridos jóvenes,
En este contexto, resulta iluminador volver a las raíces de la Navidad. En noche buena recordaremos el nacimiento de Cristo, en Belén de Judá, acontecimiento que marcó a la humanidad. El hecho mismo es un acto profundamente familiar e inclusivo: Cristo viene a nuestro encuentro para hacernos parte de su historia, viene a caminar con nosotros para mostrarnos a todos un horizonte de vida plena.
El lugar donde ocurre el nacimiento resulta provocador: una ‘pesebrera’. El Evangelio se hace historia en la pobreza y precariedad de un establo, pero inserto en el ‘calor’ humano de una familia y de una comunidad diversa.
Los invito a que en esta Navidad volvamos a la ‘pesebrera’ con hechos y palabras, haciendo el compromiso de forjar una patria que se alegre de sus diferencias y las integre, donde pobres y ricos compartan espacios comunes; donde empresarios y trabajadores se comprometan corresponsablemente con el futuro de Chile; donde ‘derechas’ e ‘izquierdas’ se empeñen juntas en la consecución del bien común; donde creyentes y ateos trabajemos en base a lo que nos une y dejemos atrás lo que nos divide. En fin, esta Navidad es una oportunidad para construir el futuro sin exclusiones, cuidando el don de la diversidad, cultivando los valores propios que fortalecen a la familia e invitando a todos a contemplar la ‘pesebrera’, que sencillamente nos enseña que en Cristo todos –sin exclusión– somos convocados y que nadie está fuera del amor de Dios.
Feliz Navidad!
MONS. CRISTIAN RONCAGLIOLO PACHECO
VICARIO DE LA ESPERANZA JOVEN