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Una gran manera de mostrar amor y gratitud es la oración. Por eso, el día de las madres reza por tu madre.
Para ello, y exclusivamente este domingo 10 de mayo, nuestro Templo estará abierto, disponible para la oración personal, de 16:00 a 20:00 horas. Sobre todo, pensado como un esfuerzo parroquial en ayuda de aquellos quienes su madre ha pasado a mejor vida.
Al final les dejamos una oración por las madres, por si a alguno le ayuda. Tal vez quieras regalarle a tu mamá 15 minutos de adoración a Dios y rezar allí esta oración por ella.
Importante: al visitar nuestro templo no olvides por favor las recomendaciones y precauciones debidas entregadas por la autoridad de salud en este contexto de emergencia sanitaria. Cuidémonos entre todos.
La oración, como es natural, es siempre libre y personal. Sin embargo, puede ser de ayuda tener algunas ideas y consejos presentes. Aquí van algunos para que puedas rezar por tu madre:
Pide a Dios por ella
Pídele a Dios que la bendiga, que la llene de paz interior, que le dé salud, que le dé fortaleza, que le conceda lo que más necesita, que al final de su vida le dé el regalo de Su abrazo eterno.
Pedir a Dios por otro es lo que llamamos oración de intercesión (puedes leer más sobre esto en los números 2634-2636 del Catecismo). Es una forma de imitar a Dios, rico en misericordia, que busca siempre el mayor bien de los demás (Flp 2,4). Es también una forma de poner en práctica la comunión de los santos, donde el bien de los unos se comunica a los otros, comportándonos como un solo cuerpo, con Cristo a la cabeza. El catecismo explica en el número 948 que la expresión “comunión de los santos” tiene, pues, dos significados estrechamente relacionados: “comunión en las cosas santas [sancta]” y “comunión entre las personas santas [sancti]”.
Da gracias a Dios por ella
Haz memoria de lo que ha sido tu madre para ti: te dio el don de la vida, se ha ocupado de cuidarte, alimentarte, vestirte, educarte, entre muchas otras. Tantas cosas que has recibido proceden del corazón de tu madre. A través de ella has conocido la dimensión maternal de Dios mismo. Agradécele a Dios que te haya bendecido dándote una madre que te ama.
Pide por sus intenciones
Seguramente conoces cuáles son sus principales deseos y preocupaciones, a lo mejor te las habrá confiado y hasta te habrá pedido que pongas esa intención en manos de Dios y de María. Apóyala, hazle caso cuando te pide ayuda con tus oraciones.
Recuérdala cuando estés con Dios
Una hermosa forma de orar por alguien es traerlo a la memoria cuando estés con Dios. No tienes que pedirle nada particular, simplemente dile a Dios Nuestro Señor que lo confías en sus brazos paternales. Incluso puedes imaginar a tu madre junto a ti, a Dios o a María delante, tomarla de la mano o abrazarla, y llevársela a ellos para que la abracen, la protejan, la consuelen, le concedan la gracia de experimentar mucho amor.
Recuérdala cuando ella esté ya con Dios
Cada vez que regrese a tu memoria el recuerdo de tu madre, no dejes de encomendar su alma a Dios, pidiéndole a Él que le colme en el cielo del amor y de la felicidad que Él mismo nos prometió a Su lado, y que de algún modo ella te mostró en la tierra, anticipándote una parte de la felicidad de los hijos de Dios. Pídele también a ella que interceda ante Dios Nuestro Señor por ti, para que algún día pueda reunirse toda la familia en el cielo. ¡Qué gran fuerza de intercesión ha de tener ante Dios la oración de una madre, Él que no supo negarle nada a su madre en la tierra! Con razón se ha llamado a la Santísima Virgen la “omnipotencia suplicante”.
Perdónala
Si ella ya murió o si aún vive, pero guardas en tu interior algún dolor o resentimiento por algo que te haya hecho y que te ha provocado sufrimiento, dile a Jesús que la perdonas y que quieres el mayor bien para ella. Pídele al Espíritu Santo que sane tu corazón herido y que sea un bálsamo tanto para ella como para ti.
Esto que puedes hacer por tu madre el día de las madres, en realidad puedes hacerlo todos los días. Y puedes hacerlo no sólo por ella, sino por tus amigos, por las personas queridas y también por tus enemigos y quienes te han hecho sufrir, a ejemplo de Esteban que rogó por sus verdugos: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado” (Act 7,60).
Padre Celestial,
Te damos gracias por nuestras madres, a las que Tú les has confiado el cuidado precioso de la vida humana desde su inicio.
Tú has dado a la mujer la capacidad de participar contigo en la creación de nueva vida. Haz que cada mujer puede llegar a comprender el pleno significado de esta bendición.
Mira a cada madre que está esperando un hijo, fortalece su fe en Tu paternal cuidado y amor para con ella y para su hijo en camino. Dale valentía en tiempos de miedo o dolor, comprensión en los momentos de incertidumbre y duda, y esperanza en tiempos de problemas. Concédele alegría en el nacimiento de su hijo.
Bendice a las madres a quienes les has dado el gran privilegio y la responsabilidad de ser formadoras de un niño o una niña.
Haz que todas ellas puedan fomentar la fe de sus hijos, siguiendo el ejemplo de María, la Madre de Tu Hijo.
Ayuda a todas las “madres espirituales”, quienes están al cuidado de los hijos de otros y asumen su tarea con amor maternal, que puedan descubrir que engendrar vida es mucho más que dar a luz.
Te pedimos que envíes el Espíritu Santo Consolador a las madres que han perdido hijos, que están enfermos o separados de sus familias, que se encuentran en peligro o problemas de cualquier tipo. Muéstrales Tu misericordia y dales fortaleza y serenidad.
Colma de tu paz a las madres que ya no están con nosotros, que disfruten en Tu presencia del fruto de sus esfuerzos en la tierra.
María, Madre del Cielo, intercede por todas las madres, sé su guía y consuelo. Alcánzales de Dios la Gracia para esta vida y la alegría eterna en la Gloria.
Amén.
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Fuente: la-oracion.com, P. Evaristo Sada, L.C.