Este 5 de abril damos el inicio a la Semana Mayor de nuestra fe con la tradicional celebración eucarística del Domingo de Ramos. La invitación es a que en cada una de nuestras casas preparemos un ramo para poner en nuestras puertas. A modo de ir preparando no tan sólo nuestro corazón, si no que nuestra “Iglesia doméstica”, nuestro hogar, también.

Como nos enseña el Magisterio los ramos de olivo y de palma que se utilizan en esta celebración son un símbolo de la bendición de Dios, de su protección y ayuda ¿En qué necesitas particularmente la protección de Nuestro Señor? Aprovechemos esta instancia para pedir su amparo, sobre todo en el contexto de crisis de salud en el cual nos encontramos mundialmente.

¿Qué significan los ramos del “Domingo de ramos”?

El Domingo de Ramos es la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén, para dar comienzo a su pasión y muerte en la cruz. Este día da comienzo a la Semana Santa y es conocido con este nombre ya que estas ramas de olivo fueron puestas en el camino de Jesús cuando ingresó montado en un asno.

La tradición nos enseña que antes de entrar triunfalmente en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso de Jesús, tal como acostumbraban a saludar a los reyes. Es quizás el reconocimiento o manifestación más álgida de la realeza de Dios por parte de quienes le seguían en aquel entonces. Sin embargo, estas mismas personas serían quienes después, en sólo días, le darían la espalda durante su Pasión. A pesar de que, llevando en las manos palmas y hojas de olivos, lo habían aclamado como el Hijo de Dios.

¿Por qué con palmas y olivos?

Pues estas dos plantas tenían un gran valor en los pueblos de medio oriente. De ellos obtenían pan, vino, vinagre y miel. De la palmera también obtenían fibras para tejidos y de los troncos, carbón para los herreros. La palma era para el pueblo judío, símbolo de riqueza y fecundidad.

Es así como nuestra Iglesia, en Domingo de Ramos, usa estos ramos, reconociendo al Hijo de Dios como el que posee y da la verdadera riqueza que no acaba. Y al terminar la Misa de ese día, se acostumbra a llevar las palmas benditas al hogar y colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz. Esto como una forma de recordar que Jesús es el Rey y que debe siempre dársele la bienvenida en nuestro hogar.

Es importante no hacer de esta costumbre una superstición pensando que por tener una palma, no vamos a sufrir males en los hogares o que nos vamos a librar de la mala suerte. Es más bien un símbolo de la protección que pedimos a Dios y nuestra adhesión a su realeza.