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Hace más de veinte años que Alejandra Moller y Luis Vicuña están encargados de la Pastoral de Bautismo de nuestra parroquia. A pesar de que ya son expertos, este año se vieron enfrentados a un desafío grande por la pandemia, que sortearon con gracia, creatividad y parresía.
Hasta marzo del 2020 la preparación era presencial, nos cuenta Luis, y se hacían tres charlas de preparación. “Pero en marzo, cuando empezó la cuarentena, muchos quedaron con los cursos inconclusos, con una, dos charlas, y no podían bautizar a sus hijos. Entonces nos vimos sin pega, encuarentenados, y nos preguntamos por qué no hacer estos cursos vía online. Juan Andrés Jeff, encargado de la catequesis de la parroquia, lo encontró estupendo”.
Alejandra nos dice que “nos dimos cuenta que podíamos seguir trabajando en las labores online, por Zoom, Meetings, y empezamos a preguntarnos cuánta gente puede haber tenido guagua y está asustado porque no lo ha podido bautizar. ¡No podíamos parar así no más!”, exclama.
Nos cuentan que aprendieron como equipo a usar los medios de comunicación digitales. Junto con ellos, trabajan en la catequesis otros dos matrimonios, Pedro Melo y María de la Luz González, y Roberto Chía y Verónica Muñoz, además de José Manuel Barros, quien hace una exquisita labor de inscripción y acogida. Contacta a las familias, en llamadas que duran promedio unos 45 minutos, para darle la bienvenida a la pareja. Rodrigo Prieto, diácono, se encargó de la coordinación y de la celebración del sacramento; Iván Veas ayudaba con la parte operativa del templo; y las secretarias ayudaban con los registros.
Echaron a andar el programa a mediados de mayo, y al principio la cosa andaba entre tropezón y tropezón, pero después fueron ganando experiencia.
“No son tres charlas”, narra Luis, “sino tres reuniones interactuadas, con pantalla y micrófono abierto”.
La modalidad online ha tenido muchas bendiciones. Los papás están relajados, no tienen que conseguir a alguien que cuide a los niños, la guagua llora, y no pasa nada. “Por ello, para el año siguiente quisiéramos conservar algo de esto”, continúa Luis, “probablemente con una modalidad híbrida”.
En un año normal, como el 2019, por ejemplo, hubo 87 bautizos. Durante el 2020, solo de mayo a diciembre, ¡hubo 93!
Muchos de ellos no bautizaron a sus hijos en la parroquia. Alejandra cuenta riendo que llegaba gente a quienes les habían dicho: “¡Nosotros no tenemos programa online, vayan a Los Castaños!”. Les llovían matrimonios de otras parroquias, que estaban cerradas. A mediados de año incluso asesoraron a otras dos parroquias, que ahora funcionan con el mismo sistema.
En promedio, el equipo de catequesis ha preparado el 2020 a unos siete matrimonios por semana.
“¡Había tal flujo de matrimonios que no paramos hasta hoy! Incluso tenemos reuniones la próxima semana”, dice Alejandra. “Hemos preparado gente de Rancagua, Independencia, Maipú, San Ignacio de Alonso de Ovalle, de España, Uruguay, Argentina”. ¡Realmente, ha sido un año de Los Castaños al mundo!
Como anécdota, narra Luis, durante muchos años, preguntaban si el padrino estaba confirmado. “Siempre nos decían que sí. Un día, una niña nos dice: ¡sí, el padrino ya está confirmado, ya compró los pasajes para venir!” Se dieron cuenta que la pregunta estaba mal planteada. Ahora preguntan si el padrino tiene el sacramento de la confirmación.
“No queremos que se pierda un bautismo”, continúa Luis.
Alicia, contenta, comparte que “lo pasamos bien, nos entretenemos. No podemos ser cristianos fomes, tenemos que ser cristianos alegres”. Esta es la alegría que les traspasan a los que han llegado a formarse con ellos para que sus hijos sean recibidos en la Iglesia.
¡Felicitamos a Luis y Alejandra, Pedro y María de la Luz, Roberto y Verónica, y José Manuel por un año 2020 tremendamente fructífero! Les agradecemos su creatividad y entrega, y rezamos por su renovación y labor para el 2021.