Hoy la paternidad está en crisis: la paternidad de los padres, la de los sacerdotes... vivimos en un mundo en que hay una escasez de padres. San José puede iluminar tremendamente este misterio de la paternidad.

Francisco recuerda el título del libro del escritor polaco Jan Dobraczynski, La sombra del Padre, que novela la vida de San José:

"Con la imagen evocadora de la sombra define la figura de José, que para Jesús es la sombra del Padre celestial en la tierra: lo auxilia, lo protege, no se aparta jamás de su lado para seguir sus pasos... Así José ejercitó la paternidad durante toda su vida."

La clave está en hacerse cargo del hijo, o de aquello que se ama. Es algo que implicará sacrificios pero que te hará crecer hasta la estatura de Cristo. El problema es que nuestra sociedad ya no quiere vivir el sacrificio.

La paternidad y la maternidad son un camino: no hay padres perfectos, sino que se va aprendiendo en el camino.

"Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él."

"En la sociedad de nuestro tiempo, los niños a menudo parecen no tener padre. También la Iglesia de hoy en día necesita padres. La amonestación dirigida por san Pablo a los Corintios es siempre oportuna: «Podrán tener diez mil instructores, pero padres no tienen muchos» (1 Co 4,15); y cada sacerdote u obispo debería poder decir como el Apóstol: «Fui yo quien los engendré para Cristo al anunciarles el Evangelio» (ibíd.). Y a los Gálatas les dice: «Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes» (4,19)."

Pidamos al Padre del cielo que nos de padres, hombres que reflejen la bondad de su rostro, como San José.

¡San José, sombra bondadosa del Padre, ruega por nosotros!