"Unidos en Cristo para Evangelizar"
17 de Marzo de 2022
Lectura orante de la palabra de Dios - Tercer domingo de Cuaresma
 


“Señor, déjala todavía este año; removeré alrededor, la abonaré, puede ser que así dé frutos” Lucas 13, 1-9

El evangelio de este tercer domingo de Cuaresma es el primero de una serie de tres pasajes que insisten en el tema de la conversión como actitud necesaria para vivir la Pascua. El suceso que le cuentan a Jesús da pie a una lección sobre la necesidad de cambiar para dar fruto.

NOS DISPONEMOS

 Iniciemos nuestra oración: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Buen Dios, te pedimos tu Espíritu,
porque con su sabiduría, podremos comprender, la profundidad y riqueza de tu Palabra. La luz de tu Palabra nos ayuda siempre a descubrir tu presencia en la realidad que vivimos; a actuar con los valores de tu Reino para transformarla.
Tu Palabra nos da vida, por eso confiamos en ti Señor,
tu Palabra nos hace libres, por eso te amamos Señor.
Acompáñanos, Señor, para permanecer con fidelidad en tus senderos.
Amén.

¿Qué dice la realidad en la que vivimos?

Compartamos aquellos acontecimientos o situaciones que nos han desafiado esta última semana, ya sea como comunidad local, como Iglesia y/o como país. Cada miembro del grupo escoja un hecho y lo comparta con los/las demás, tratando de responder a estas preguntas de manera breve:

¿Qué hecho o situación escogiste y por qué? ¿Qué sentimientos te vienen al respecto?

Nos disponemos, con humildad y apertura, a escuchar la Palabra. Es recomendable que cada persona tenga una biblia o seguir la copia de la lectura del Evangelio que se va a proclamar. Léanla con calma, de manera pausada y con claridad; si lo consideran necesario, háganlo más de una vez, tratando de “meterse en el relato”, para “sentir” y comprender lo que dice. Se trata de “sumergirnos” en el texto, de imaginarnos que estamos siendo testigos directos de la escena bíblica que se relata. Es importante que, en este primer momento, descubramos qué dice el texto y no lo que yo interpreto de él: qué personajes están presentes, qué actitudes tienen, cómo reaccionan, de qué les habla Jesús y qué palabras usa, etc.

LECTURA DEL EVANGELIO DE SAN LUCAS 13, 1-9

“En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. El respondió: «¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera».

Les dijo también esta parábola: Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: “Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?”. Pero él respondió: “Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás”.

 Preguntas para compartir:
• ¿Qué parte de la lectura les llamó más la atención o les ha parecido importante? ¿Por qué?

• ¿Cuál era la interpretación que hacía el pueblo de los hechos relatados en la lectura?

• ¿Qué interpretación de los hechos les propone Jesús?

• ¿Qué relación ven entre la parábola y la realidad que compartimos al comienzo?

¿QUE? DICE EL TEXTO?

Una división del texto para ayudarnos en su lectura:
• Lucas 13, 1: La gente da a Jesús la noticia de la masacre de los Galileos. 
• Lucas 13, 2-3: Jesús comenta la masacre y extrae una lección para la gente. 
• Lucas 13, 4-5: Para reforzar su pensamiento Jesús comenta otro hecho.
• Lucas 13, 6-9: La parábola de la higuera que no daba fruto.

Lucas 13, 1: La gente hace saber a Jesu?s la masacre de los Galileos
• Como hoy, el pueblo comenta los hechos que han sucedido y quieren un comentario de aquellos que pueden influir en la opinión pública. Y es así como algunas personas se acercan a Jesús y cuentan el hecho de la masacre de algunos galileos, cuya sangre había mezclado Pilatos con las de sus víctimas.

Lucas 13, 2-3: Jesús comenta la masacre y extrae una lección para la gente
• Jesús pregunta: “¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?” La pregunta de Jesús refleja la interpretación popular común de la época: el sufrimiento y la muerte violenta son el castigo de Dios por cualquier pecado que haya cometido la persona. La reacción de Jesús es categórica: “Les aseguro que no”. Y niega la interpretación popular y transforma el hecho en un examen de conciencia: “si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera”. O sea, si no se verifica un verdadero y propio cambio, sucederá para todos, la misma masacre. La historia posterior confirma la previsión de Jesús. El cambio no se ha producido. Ellos no se convirtieron y cuarenta años después, en el año 70, Jerusalén fue destruida por los romanos. Jesús percibía la gravedad de la situación política de su país: por un lado, el dominio romano siempre más abusivo; por el otro, la religión oficial, cada vez más alienada en entender el valor de la fe para la vida de la gente. ¿Qué se quiere decir?, es confuso.

Lucas 13, 4-5: Para reforzar su argumento Jesu?s comenta otro hecho
• Jesús mismo toma la iniciativa de comentar otro hecho. Una tormenta hace que se desmorone la torre de Siloé y dieciocho personas mueren aplastadas por las piedras. El comentario de la gente: “¡Castigo de Dios!” Comentario de Jesús: “¡Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera”! Es la misma preocupación, la de interpretar los hechos de modo tal, que llegue a ellos transparente la llamada de Dios al cambio y a la conversión. Jesús es un místico, un contemplativo. Lee los hechos de un modo diverso. Sabe leer e interpretar los signos de los tiempos. Para Él, el mundo es transparente, revelador de la presencia y de las llamadas de Dios.

Lucas 13, 6-9: La para?bola de la higuera que no da fruto
• Después Jesús pronuncia la parábola de la higuera que no da fruto. Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Durante tres años no había dado fruto. Por esto dice al viñador: “¡Córtala!”. Pero este respondio?: “¡Señor, déjala todavía este año... ¡Si no da frutos entonces la cortarás!” No sabemos si Jesús contó esta parábola inmediatamente después del comentario que hizo de la masacre y la caída de la torre de Siloé. Probablemente es Lucas quien coloca en este lugar la parábola, porque ve alguna relación entre el comentario de los hechos y la parábola de la higuera. Lucas no dice en qué consiste esta relación. Deja el deber de descubrirlo a nosotros ¿Qué significado nos propone Lucas? Quizás, el dueño de la viña y de la higuera es Dios. La higuera es el pueblo. Jesús es el viñador. El dueño de la viña se ha cansado de buscar frutos en la higuera sin encontrarlos. Decide talar el árbol. Así será reemplazado por un árbol que dé fruto. El pueblo escogido no estaba dando los frutos que Dios esperaba. Quiere dar la Buena Noticia a los paganos. Jesús, el viñador, pide que se deje a la higuera viva un poco más. Aumentará sus esfuerzos para obtener el cambio y la conversión. Más adelante en el Evangelio, Jesús reconoce que el duplicar los esfuerzos no ha dado resultado. Ellos no se convertirán. Jesús lamenta la falta de conversión y llora sobre la ciudad de Jerusalén (Lc 19, 41-42).

MEDITEMOS

En este momento actualizamos el mensaje de la Palabra y entramos en diálogo con Dios, que nos habla en el aquí y en el ahora. La Palabra comprendida debe ser asimilada y encarnada en la propia vida. Es fundamental confrontar la Palabra con mi vida y la de los demás.

Teniendo presente la lectura, reflexionamos y compartimos comunitariamente, considerando las siguientes preguntas:
   
• Jesús sabe leer e interpretar los signos de los tiempos. Para Él, el mundo es transparente, revelador de la presencia y de las llamadas de Dios. ¿Cuáles son los signos de los tiempos que vemos hoy en la realidad, por medio de los cuales se nos revela Dios?

• Nuestra Iglesia no siempre da los frutos esperados por Dios ¿Qué mensaje le da a través de esta lectura? ¿Qué camino de conversión le pide?

OREMOS

¿Qué nos surge expresarle o manifestarle al Señor? Desde la vida iluminada por la Palabra, ahora nos dirigimos a Dios. Como comunidad orante, hablamos con el Señor pidiéndole la fuerza y la sabiduría de su Espíritu para testimoniar y anunciar su Reino, para seguirlo fielmente, dejándonos siempre guiar por Él.

• Después de cada oración compartida, se puede repetir la frase:
“Señor, aumenta la fe de nuestra Iglesia para permanecer en tu amor y anunciar tu Palabra”.

• Nos unimos con este canto u otro afín: Permanecer en su amor vivir en Él. (Puedes ver el video más abajo)

 COMPROMISO

Contemplamos el rostro de Dios encontrado en el texto y hacemos el compromiso del anuncio de su Reino.

La contemplación es ver, observar y analizar la vida, los acontecimientos y la historia personal y comunitaria de una manera nueva, desde la misericordia: mirar el mundo con los ojos de Dios, con sus criterios y sentimientos: “Amar como Tú amas, sentir como Tú sientes, mirar a través de tus ojos, Jesús”.

El testimonio se demuestra con hechos y actitudes de vida nueva. La comunidad hace su compromiso:

• ¿Cómo amaremos hoy, de manera concreta, a los rostros sufrientes de Cristo?

• ¿Qué haremos para que nuestra Iglesia sea una comunidad sinodal, que aprende a
caminar junta, con Jesús al centro?

• ¿Cómo anunciaremos la Buena Nueva de Jesús hoy, transmitiendo verdadera esperanza?

• Unidos fraternalmente, damos gracias a Dios Padre con las palabras que Jesús nos
enseñó?: Padre nuestro.

Cada persona de la comunidad se lleva una frase o palabra de la lectura que le haya parecido significativa. Será como su “lema” de la semana, que recordará y rezará cada día.

Señor Jesús, tus palabras nunca pasan,
porque son palabras de amor y esperanza.
Te damos gracias porque siempre estás con nosotros, nunca nos abandonas y siempre nos sostienes.
En cada momento de nuestra vida te haces presente con tu amor. Nos comprometemos a ser fieles seguidores de tu Palabra que da vida
y ser testimonio de tu amor en cada realidad.
A Ti, el honor y la gloria, por los siglos de los siglos.
Amén.

Fuente: LECTURA ORANTE DE LA PALABRA DE DIOS DE LOS EVANGELIOS DOMINICALES
PARA LA CUARESMA (C). Arzobispado de Santiago






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