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Este 4 de septiembre, acudimos en nuestro país a las urnas para votar en el plebiscito correspondiente a la propuesta constitucional elaborada por el organismo dispuesto para ello. Al respecto, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal Chilena, hizo un llamado a personas de diversos ámbitos políticos a reflexionar sobre lo que puede llevarnos a un Chile más justo y fraterno. Y también presentó un mensaje titulado: “Actitudes ante una decisión trascendental”.
Documento en el cual los obispos recuerdan que es parte de la misión que les corresponde ante los católicos y todas las personas de buena voluntad, el orientar desde la mirada del Evangelio de Jesús y las enseñanzas de la Iglesia.
Lee la carta a continuación:
Actitudes ante una decisión trascendental
1. El próximo domingo 4 de septiembre deberemos tomar decisiones trascendentales para el futuro de Chile. Durante las últimas semanas hemos asistido a una amplia discusión sobre el proyecto de nueva Constitución propuesta. Los Obispos hemos entregado nuestras orientaciones, desde la mirada del Evangelio de Jesús y las enseñanzas de la Iglesia, cumpliendo nuestra misión ante los católicos y todas las personas de buena voluntad.
2. Estos días que restan para tomar una decisión deben ser para cada uno un tiempo de reflexión personal, familiar y comunitario, cuyo horizonte debe estar puesto en el futuro de Chile y en la necesidad de que el país pueda iniciar caminos que permitan curar las heridas y reparar las fracturas de nuestra convivencia nacional. El diálogo entre las diversas generaciones es un elemento muy decisivo para adquirir convicciones. Como enseña el Papa Francisco, los adultos mayores, con su capacidad “única y especial para comprender las situaciones más problemáticas”, están llamados a una “gran tarea”: a transmitir la experiencia de la vida, la historia de una familia, de una comunidad, de un pueblo.
3. En los momentos decisivos de una nación nadie puede excluirse de aportar su opinión. Por ello, hacemos un llamado a todas las personas que tienen derecho a votar para que lo ejerzan desde un conocimiento informado y en conciencia. Más allá de las exigencias legales, el voto es una expresión del amor a Chile, a su pueblo y a su futuro. “Los ciudadanos deben cuanto sea posible tomar parte activa en la vida pública. (…) Es de alabar la conducta de las naciones en las que la mayor parte posible de los ciudadanos participa con verdadera libertad en la vida pública” (GS 31)”.
4. Todos somos conscientes que el proceso que hemos vivido en estos últimos años, y también la misma discusión constitucional, han dejado de manifiesto los graves desafíos que tenemos como nación, que se han expresado en demandas sociales, políticas y económicas. También hemos comprobado que el proceso vivido no ha logrado la cohesión y adhesión que muchos esperaban. La polarización de posturas políticas e ideológicas ha sido muy manifiesta. Ante esta realidad no cabe el abatimiento o la desesperanza porque Chile, como lo ha demostrado durante su historia, tiene vocación de paz y de unidad.
5. Queremos hacer un llamado a continuar trabajando por el bien de Chile. En primer lugar, aceptando los resultados del plebiscito sea cual sea la opción que obtenga más votos. Luego, es necesario evitar cualquier tipo de violencia; llamamos a todos a expresar su rechazo a cualquier expresión de la misma, que, como sabemos, termina por afectar a los más necesitados y desvalidos de la sociedad. En tercer lugar, Chile y cada uno de nosotros deberemos continuar nuestro camino como nación. Ello exige una renovada generosidad y capacidad de diálogo, por lo que llamamos a todos, especialmente a los que actúan en la vida pública y en la política, a ampliar la mirada y pensar en común lo que nos pueda llevar a un Chile más justo, fraterno, menos desigual y con mejores oportunidades para todos sus habitantes.
6. Mediante este mensaje queremos apelar al sentido ético y religioso que habita en el alma de la gran mayoría de los chilenos y chilenas, proponer sendas que nos lleven a terminar con la violencia bajo todas sus formas e invitar a ser factores de unidad y de paz. La fe en Dios y el reconocimiento de un Padre común es un patrimonio de nuestro país que siempre ha sido fuente de unidad y solidaridad. El amor a Dios, al prójimo y a la Patria, son las fuerzas que deben conducirnos por caminos que edifiquen la paz social y dejen atrás tensiones y conflictos, que deterioran la convivencia y la democracia, para dar paso a la concordia, la prosperidad y la unidad.
Ponemos en las manos de Nuestra Señora del Carmen, Reina de Chile, los momentos que vive Chile y le rogamos que guie nuestros pasos conforme a las enseñanzas de su Hijo.
El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile.
Fuente: Comunicaciones CECh