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Nuestra Pastoral Vocacional invita a la comunidad parroquial a reflexionar en torno al llamado del Papa, quien nos ofrece una herramienta para que fortalezcamos nuestra relación con Dios, y sepamos reconocer cuál es el propósito que Él tiene preparado para nosotros.
En la novena audiencia general dedicada al tema del discernimiento, Francisco explicó que la consolación, “experiencia de alegría interior”, permite la “familiaridad con Dios”, da paz y esperanza y ayuda a ver al Padre incluso en el dolor, pero debe distinguirse de las falsas consolaciones que “llevan a replegarse sobre uno mismo”.
El Pontífice nos dice que "la consolación tiene que ver sobre todo con la esperanza: mira hacia el futuro, pone en camino, consiente tomar iniciativas hasta ese momento siempre postergadas o ni siquiera imaginadas".
También señala que "la consolación nos hace audaces: cuando estamos en momentos de oscuridad, de desolación, y pensamos: 'Esto no soy capaz de hacerlo, no...' Tira abajo la desolación. Todo es oscuridad... 'No, no puedo hacer... no lo haré'. En cambio, en tiempo de consolación, ante las mismas cosas… 'No, yo sigo, yo lo hago'. ¿Pero estás seguro? Siento la fuerza de Dios y sigo adelante".
Sin embargo, tal como siguió diciendo el Papa, “es necesario distinguir bien entre la consolación que es de Dios y la falsa consolación”, la auténtica consolación de sus “imitaciones”:
Si la consolación auténtica es como una gota en una esponja, es suave e íntima, sus imitaciones son más ruidosas y llamativas, son puro entusiasmo, son fuego de paja, sin consistencia, llevan a plegarse sobre uno mismo, y a no cuidar de los otros.
Por eso también cuando uno se siente consolado se debe hacer discernimiento, porque la falsa consolación puede convertirse en un peligro si la buscamos como fin en sí misma, de forma obsesiva, y olvidándonos del Señor. Así se corre el riesgo de vivir la relación con Dios “de forma infantil”, de “reducirlo a un objeto para nuestro uso y consumo”.
Fuente: vaticannews.va