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La fe se transmite, entre otras cosas, en la compañía, en el servicio y en los pequeños gestos en la cotidianidad con Dios. Por eso, generalmente, los niños que acolitan son fruto del trabajo de evangelización de sus familias.
Ese es el caso de dos hermanos, de ocho y diez años, que hace seis meses ayudan en las Misas dominicales de la Capilla El Dorado. Con alegría asisten en la celebración litúrgica, ofreciendo su apostolado a Cristo en primera fila.
Ghislaine Gubelin es la coordinadora del equipo, quien considera que los pequeños "representan la luz que la iglesia necesita para ser puesta en la cima". Comenta que el sacerdote los instruye antes de cada Misa, pero también se han preocupado de su formación pastoral, por lo que se les ha ofrecido un curso, al igual que a sus padres.
"Lo más importante es que ellos se sientan cómodos y felices, por eso hacemos todo tranquilamente. Tienen una familia exquisita, a ellos les ha servido como hermanos, para madurar, compartir y respetar espacios. Ha sido muy fructífero para todos". Nos comenta Ghislaine.
¡Queremos que sean muchos más niños acólitos!
El objetivo de la comunidad es que el grupo crezca, por lo que invitan a que los padres incentiven a sus hijos a asistir a la Eucaristía, pero también a que ellos sean apasionados por el Evangelio, ya que la mejor forma de transmitir los valores y las enseñanzas de Cristo es con acciones concretas.
Si quieres presentar este apostolado a tus hijos, te invitamos a la Misa dominical en la Capilla El Dorado, a las 12:00 hrs.
Fotos: Registro de Ghislaine Gubelin, de Misas dominicales anteriores.