Cuando es Cuaresma se nos invita a todas las personas a vivir de manera intensa este tiempo litúrgico y así prepararnos para la Pascua del Señor. En ese sentido, es importante llevar a la práctica los tres pilares de la fe cristiana, los cuales son señalados por Jesús en el Evangelio de San Mateo: hacer oración, vivir austeramente y compartir con los demás.

Sin embargo, esto no es solo orar por orar, o ser solidario solo porque estamos en Cuaresma. La gracia de este periodo es convertirnos en mejores personas desde aquí y para siempre.

La Oración

Orar es importante en el tiempo de Cuaresma. Nos acerca a Dios y convierte nuestro corazón, por lo que nos ayuda a cambiar sinceramente nuestro interior y la forma de ver el exterior.

Tal como nos enseñó Jesús, la oración debe surgir de la espontaneidad y no solo cuando estemos en apuros o para que los demás nos vean. La idea es orar porque cada uno tiene la necesidad de alabar y comunicarse con Dios.

"Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las equinas de las plazas para que la gente los vea" (Mt. 6,6)

La Austeridad

También se le conoce como "abstinencia" o "ayuno" e implica un sacrificio corporal para demostrar que Dios es nuestro centro. Es importante comprender que los signos de austeridad no son un fin, sino más bien un medio para vivir en penitencia y convertirnos interiormente. El objetivo final es preocuparnos por los demás y hacer pequeños sacrificios para que ellos estén bien.

Compartir con otros

En Cuaresma se nos invita a no ser indiferentes ante el sufrimiento de quienes nos rodean, pero no se trata de ayudar a los demás para que nos vean. De hecho, en el Evangelio de San Mateo, Jesús indica cómo llevar a cabo las buenas obras y dice que "cuando ayudes a los necesitados, no lo publiques a los cuatro vientos… Cuanto tú ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo".

En este sentido, la solidaridad a la que nos llaman no es solo aliviar la pobreza o la desgracia ajena. Es compartir el dolor del otro.

Fuentes:

vaticannews.va/

cuaresmadefraternidad.cl/

librerias.paulinas.es

iglesia.cl/