Tweet |
|
En agosto de este año, el Alfonso Sánchez cumplirá 6 años desde que fue ordenado diácono. Él es uno de los cuatro diáconos asignados a nuestra parroquia.
Sobre su vocación, dice estar contento, especialmente por lo que ha experimentado en este camino y en su vida de fe, "la vocación al diaconado no es que uno la descubra sino que a uno lo llaman, y por algo será", dice.
Fue un amigo diácono de la parroquia quien lo invitó al diaconado, tuvo dos años de discernimiento, previos a la formación en la escuela del diaconado y contó desde un principio con el apoyo de su familia.
"Ser diácono es estar siempre abierto al servicio. Yo estoy asignado a esta parroquia pero me siento diácono en cualquier lado, es la actitud de servir, a la hora que sea voy, por que si no para qué me ordené", expresa Alfonso.
Alfonzo siempre ha estado vinculado a la iglesia, cerca de las cosas de Dios y la parroquia ha sido un espacio para poder desarrollar esa cercanía. "A mi me gustaba ayudar en lo que fuera en la parroquia, la cuestión es ayudar siempre se va a necesitar que alguien haga algo por alguien, uno siempre tienen un espacio donde servir", explica.
¿Qué actitudes son importantes de testimoniar para usted?
Hay que practicar la acogida, humildad y paciencia porque las personas te ven y esperan de ti cosas. En esto afortunadamente y por formación de la casa ya lo tenía incorporado.
¿Cuáles son las labores que tiene como diácono en la parroquia?
Tenemos a cargo la iniciación cristiana de adultos, liturgias los días lunes, bautizos, también podemos celebrar matrimonios, son todas cosas para las que uno siempre está dispuesto. Siempre tienes que estar atento a la formación, tenemos retiros que nos ayudan a realizar mejor nuestra labor.
¿Cómo se siente siendo diácono?
Estoy contento de ser diácono, absolutamente realizado
Recemos mucho por las vocaciones de nuestra parroquia, en especial por el servicio de los diáconos que con su testimonio nos ayudan a acercarnos a Dios.