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Continuando con la catequesis semanal sobre los vicios y las virtudes, el miércoles 17 de enero, el Papa Francisco se refirió a la lujuria que puede devastar la relación entre las personas.
“Después de la gula, el segundo ‘demonio’ que está siempre agazapado a la puerta del corazón es el de la lujuria”. Este segundo vicio “es una especie de ‘voracidad’ hacia otra persona, es decir, el vínculo envenenado que los seres humanos tienen entre sí, especialmente en el ámbito de la sexualidad”.
El Santo Padre precisó que en el cristianismo “no se condena el instinto sexual”. Por el contrario, es una “hermosa dimensión, la dimensión sexual y del amor de nuestra humanidad" que "no está exenta de peligros”, alertó.
“El enamoramiento es uno de los sentimientos más puros” pero, si “está contaminado por el vicio de la lujuria”, en primer lugar, “devasta las relaciones entre las personas”.
En segundo lugar, la lujuria es peligrosa porque “entre todos los placeres del hombre, la sexualidad tiene una voz poderosa. Implica todos los sentidos; habita tanto en el cuerpo como en la psique. Esto es bellísimo, pero si no se disciplina con paciencia” se convierte “en una cadena que priva al hombre de libertad”, afirmó.
Por eso, “ganar la batalla contra la lujuria, contra la ‘cosificación’ del otro” es un premio porque preserva “esa belleza que Dios escribió en su creación cuando imaginó el amor entre el hombre y la mujer, que no es para usarse el uno al otro, sino para amarse”.
En ese sentido, el Papa Francisco recordó que “servir es mejor que conquistar. Porque si no hay amor, la vida es triste soledad”, concluyó.
Fuente: ACI Prensa