La presencia del Espíritu Santo en la vida cristiana, la proclamación de su divinidad y su rol como fuente de vida eterna fueron las tres ideas que destacó el Papa Francisco en una nueva catequesis sobre la tercera Persona de La Santísima Trinidad, el pasado 16 de octubre.

En primer lugar, el Papa subrayó que el Espíritu Santo actúa en la vida de los cristianos, guiando y santificando la Iglesia.

Esto se afirmó en el Concilio Ecuménico de Constantinopla del año 381, “que definió la divinidad del Espíritu Santo con estas conocidas palabras que aún hoy repetimos: «Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre [y del Hijo], que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas»”., precisó.

El Santo Padre enfatizó en que el Espíritu Santo es "Señor y dador de vida", compartiendo la misma adoración y gloria que el Padre y el Hijo. Esta verdad fue central en la teología de los Padres de la Iglesia, como San Basilio el Grande.

Finalmente, el Papa Francisco recordó que el Espíritu Santo es quien otorga la vida eterna. “La fe nos libera del horror de tener que admitir que todo termina aquí, que no hay redención para el sufrimiento y la injusticia que reinan soberanas en la tierra”, dijo.

“Cultivemos esta fe también por aquellos que, a menudo sin culpa propia, se ven privados de ella y no pueden dar sentido a la vida. ¡Y no nos olvidemos de dar gracias a Aquel que, con su muerte, nos obtuvo este don inestimable!”, finalizó.

Fuente: ACI Prensa