Casi al finalizar la misa conmemorativa de nuestros 75 años, el Padre Roberto pidió a Alberto Burgos que pasara a recibir un reconocimiento por su dilatado servicio laical en la parroquia. Tras la misa, don Alberto manifestó que el premio es “inesperado y no creo que lo merezca. Sé que hay mucho más gente que ha dado mucho más que yo.” Don Alberto destacó que el mayor regalo que ha recibido de la parroquia es el fortalecimiento de su fe y añadió que “a través de todas estas cosas que el Padre Roberto mencionó que yo he hecho, he acrecentado mi fe, que es lo fundamental. Cada día me siento más cerca del Señor. Hacia Él voy caminando.” Su esposa, la señora María Teresa, se refirió a la manera en que la Iglesia actúa sobre su matrimonio y su familia, manteniéndola unida, “pese a todo lo que pudiera pasar con los hijos, con los nietos. Ahí está uno, siempre esperando en Dios. Siempre pienso que una nunca está sola. En realidad, estamos solos, porque los hijos ya emigraron, pero no se siente soledad.”

La vinculación de don Alberto con la parroquia comienza con su participación en la capilla El Dorado, donde junto a su señora, María Teresa Rojas, comenzaron a tener una participación más activa de laicos comprometidos.

Don Alberto se ha destacado por poner al servicio de la comunidad su vida de fe y amor a Dios y a la Iglesia. Hace muchos años que es ministro de comunión, recuerda que fue el Padre Galo Fernández quien un día lo llamó para ser ministro y desde ahí ha desarrollado este servicio con total dedicación. “Es una bonita labor de llevar a Cristo a la feligresía con mucho respeto, amor y cariño hacia quien lo recibe, eso me ha servido mucho en mi formación para ir aumentando mi fe, ver que este camino que hay que recorrer es difícil pero es posible. No creo que esté muy cerca de terminar la labor, siempre falta. A medida que uno va avanzando, el horizonte se va alejando también”, expresa Alberto.

A nuestra parroquia llegó en tiempos del Padre Julio Dutilh Ros, ayudando en la administración y siendo parte del grupo de ministros de comunión de las misas de 12.00 hrs. “Me entusiasmé mucho empecé a conocer varias pastorales, sacerdotes y fue aumentando la unión con la parroquia”, dice don Alberto.

En estos años la parroquia le ha brindado la maravillosa experiencia de la amistad con distintas personas a quienes recuerda con mucho cariño, verdaderos amigos. “Todos nos ayudamos y respetamos y siempre estamos colaborando en el grupo de ministros de comunión. Soy amistoso porque lo único que va quedando al final de la vida es la amistad y eso es amor y la iglesia es amor”.

Durante este año también a ha sido un comprometido colaborador en la nueva Pastoral del Adulto Mayor, junto a Patricia Cañón.

En estos 75 años de la parroquia, don Alberto comparte un mensaje a toda la comunidad, “me gustaría que la juventud se activara más, que tuviera mayor participación y se crearan nuevas pastorales, me gustaría que no nos quedáramos de brazos cruzados frente a la crisis de la iglesia, cada uno podrá aportar un granito de arena. A mí me dio mucho la vida, éste es el periodo en que uno tienen que devolver, dar a la comunidad y eso lo hago con alegría, que me de la fuerza el Señor para seguir haciéndolo”.

¡Muchas gracias por todo, Alberto!