"Unidos en Cristo para Evangelizar"
17 de Abril de 2020
"Con la fuerza de Dios, con la Eucaristía y con la oración pude sobrevivir"
 



Apreciados y recordados amigos,

Es una alegría para mí el llegar a ustedes por medio de nuestro boletín El Castañito. Como la mayoría de ustedes no me ha visto en la Parroquia ni tampoco en las celebraciones de Semana Santa, se habrán preguntado, ¿qué será del Padre Roberto? La respuesta es la siguiente: ustedes saben que, por mi edad (81) y algunas enfermedades crónicas soy persona de alto riesgo frente a la pandemia que nos azota. Es por eso que paso la cuarentena junto con mi familia y donde estoy disfruto del aire puro, del silencio y de un clima privilegiado. Todos los días a las ocho de la mañana rezo la Santa Misa y pido por mis queridos feligreses como también por los enfermos y difuntos que ustedes solicitan a través de secretaría. ¿Cuánto tiempo estaré aquí? No lo sé. Me encomiendo a sus oraciones que las necesito, ya que estar lejos de donde está el corazón, duele.

Pasando a otro tema, les copio unas líneas sacadas del libro El gozo de la esperanza del Cardenal vietnamita Francisco Nguyen van Thuan, que les recomiendo leer. Él estuvo trece años preso en una cárcel en su país, y dentro de todo lo que vivió y sufrió narra lo siguiente:

“Con la fuerza de Dios, con la Eucaristía y con la oración pude sobrevivir.  Pero a veces el hambre y la enfermedad quitan la fuerza de rezar.

Les cuento un episodio: los comunistas le hacen estudiar latín a la policía para que pueda controlar los documentos y telegramas de la Santa Sede. Un día, un carcelero que estaba estudiando latín me pidió que le enseñara un canto en latín. Le pregunté cuál, y me respondió el Veni Creator. Escribí las siete estrofas del himno sin pensar que se las fuera a aprender. Unos días más tarde oí que lo cantaba mientras bajaba la escalera de madera para ir a hacer gimnasia, y también cuando se lavaba y cuando volvía a su cuarto, y así todos los días. Al principio me parecía un poco absurdo que un comunista cantase ese himno, pero poco a poco me di cuenta de que, cuando un arzobispo, por la angustia, el sufrimiento, la desolación, la cárcel en sí misma, ya no puede rezar y sufre tanto por eso, el Espíritu Santo envía a un policía comunista a cantar y así lo ayuda a rezar. Todos los días me despertaba y hacía partícipe de su canto”.                                                             

El cardenal Nguyen van Thuan falleció en septiembre de 2002.

Este episodio en la vida de un mártir del siglo veinte me ha llevado a pensar en los caminos del Señor. Qué misteriosos son. Ahora todos vivimos la pandemia y no hay país que se salve. Las consecuencias de esta enfermedad son inmensas. Ya las notamos en nuestra patria. Además de los enfermos y los que han fallecido, del inmenso dolor que esto significa, tenemos a tanta gente sin trabajo, a tantos que sicológica, física y espiritualmente sufren. Los ingresos han disminuido y, ojalá, nunca nos falte la alimentación.

Veo la situación de la Parroquia con preocupación. Tenemos mínimas entradas. La principal entrada de nuestra comunidad es la colecta de las misas del domingo. Hasta hoy, 17 de abril, van 4 fines de semana sin ingresos. Igual tenemos que cumplir con múltiples obligaciones: sueldos, imposiciones, pagos de agua, luz y muchos otros.   

Desde aquí pido su ayuda. Cada uno sabrá si puede ayudar a su Parroquia. Todo el detalle y formas de cómo ayudar están en nuestra página web, los invito, por favor, a visitarla: www.parroquialoscastanos.cl

Ojalá este grito de auxilio no caiga en el vacío. De su generosidad será posible, el día de mañana, continuar con todo lo que la Parroquia ofrece a sus feligreses. Desde ya agradezco su generosa ayuda.

Pidiendo al Señor por todos y cada uno de ustedes, para que estén sanos y siempre estén alegres, les envío mi bendición.  Su párroco,

Roberto Espejo Fuenzalida, Pbro.


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