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SEMANA SANTA. Sí, eso es lo que estamos viviendo.
Aprovecho este espacio para saludarlos a todos y a cada uno.
Evidentemente que nuestro foco de atención está en tres momentos: Institución de la Eucaristía, Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor y su Resurrección.
En nuestro hogar, junto al altar familiar nos reunimos para vivir un triduo especial. Sí muy especial, porque como Iglesia doméstica participamos, siendo nosotros los protagonistas, y, a través de los medios de comunicación, acompañamos al sacerdote.
JUEVES SANTO. ¡Qué maravillosa es nuestra fe! El amor de Jesús presente con su Cuerpo y su Sangre en la Eucaristía. "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre" (Jn 6,51) Por eso el Jueves Santo adoramos en forma especial a Jesús. Creemos en sus palabras, en la Última Cena: "Esto es mi cuerpo que será entregado por ustedes... Esta es mi sangre que es entregada por ustedes...Hagan esto en memoria mía" (Lc 22 19-20). Junto con instituir la Eucaristía hace lo mismo con el sacerdocio. Maravilloso Jueves Santo. Dos sacramentos de Amor.
VIERNES SANTO: leemos en Juan 19, 30: "Jesús dijo: 'Todo está cumplido'. Después inclinó la cabeza y entregó el espíritu". Y en Mateo 27,50: "Jesús dio un fuerte grito y entregó su espíritu". Los relatos de la Pasión nos llevan a reconocer que "no hay amor más grande que dar la vida por sus amigos" y Jesús la dio por todos nosotros. Participemos de todas las liturgias de Viernes Santo. Del retiro, de la Adoración de la Cruz, del Vía Crucis. Que este Viernes Santo sea muy especial. Tratemos de estar en silencio por respeto a la muerte de nuestro divino Salvador. Hoy es día de ayuno y abstinencia.
SÁBADO SANTO. Hoy no hay ninguna ceremonia durante el día, salvo la Misa de Gloria en la noche. Igual podemos acompañar con nuestra oración y meditación a la Virgen María en su tremendo dolor de haber estado en toda la pasión y muerte de su Hijo que yace ahora en el sepulcro.
En la noche, participemos de la Misa en que celebramos la Resurrección del Señor. Como ya se ha hecho tradición en nuestra Parroquia, en el Gloria y en otros momentos de la Misa, tocamos nuestras campanitas y así, llenos de alegría, demostramos que Jesús ha vencido a la muerte y ahora victorioso y resucitado nos anima a cantar ALELUYA.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN. Aleluya, aleluya, aleluya, resucitó. Recordamos las palabras del Maestro: "Dentro de poco ya no me verán, pero después de otro poco me volverán a ver" (Jn 16,16) y "Yo soy la resurrección y la vida" (Jn 11,25). Nuestra asistencia a misa virtual no lleve a meditar en que Jesús está presente en medio de nosotros. Recordamos lo que Pablo escribió a los cristianos de Corinto: "Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe" (1Cor 15,14). Por eso la Resurrección del Señor es la fiesta máxima de nuestra fe. Vivamos como hombres y mujeres de esperanza. Cuando el Señor nos llame, pasaremos de esta vida a la vida del cielo: "El que cree en mí, aunque muera vivirá" (Jn 11,25).
Apreciados amigos, FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN.
Con el cariño de siempre, los saluda muy cordialmente en la caridad de Cristo Resucitado, su párroco,
Roberto Espejo Fuenzalida, Pbro.