Queridos amigos,

Al celebrar la fiesta de la venida del Espíritu Santo, Pentecostés, acompáñenme en una breve reflexión.

Sabemos que el Espíritu Santo es el Espíritu de Dios que Jesús nos dejó, ya que el se fue el día de su Ascensión al cielo. El señor Jesús nos dijo que nos enviaría el Defensor, el Paráclito, el espíritu de la Verdad.

Si miramos la acción del Espíritu dentro de sus múltiples acciones, vemos que es el alma de la Iglesia, es quien la conduce por caminos de la historia según los planes de Dios.

La fiesta de Pentecostés es ocasión propicia para tomar conciencia de la pertenencia a una familia en la que todos tenemos una misión encomendada para el servicio común del Cuerpo de Cristo.  En esta fiesta queda subrayada la acción apostólica de los laicos en el mundo. El mandato misionero de Jesús: “Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio”, adquiere en Pentecostés todo su vigor. El laico en el mundo tiene una preciosa misión de hacer visible a Jesucristo y su Evangelio en el mundo en el que vive, con el reto permanente de transformar este mundo en uno más parecido al proyecto de Dios, en un mundo más justo y más fraterno, en un mundo en que los más débiles no son descartados (¡NO al aborto!) y en un mundo en que se respeta la creación porque es regalo de Dios para los hombres.

Otra acción maravillosa del Espíritu Santo es su actuar en nuestra alma. Si un pecador se arrepiente y se convierte, se debe a la acción secreta e interior del Espíritu Santo. Si un alma buena decide caminar por una vida más fervorosa y santa, y deja la mediocridad, sin duda que ha sido el Espíritu Santo quien le ha inspirado y por la misericordia divina le ha dado la gracia para ese cambio. Y cuando un católico está dispuesto al martirio, no es por sus propias fuerzas. Sólo el Espíritu Santo con el don de fortaleza, reviste a esa persona de la valentía necesaria para enfrentar dicho martirio.

Pentecostés es el día de la ACCIÓN, porque el Espíritu Santo, que está presente en la Iglesia, quiere suscitar testigos valientes en medio de los seguidores de Jesús, en medio de la civilización del amor, en medio de la vida según el  Espíritu.

Feliz Fiesta de Pentecostés.

Los saluda son cariño, su párroco,

Roberto Espejo Fuenzalida