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Apreciados amigos,
Estamos en el mes de agosto, el mes de la solidaridad. Aquí les entrego algunos pensamientos sobre esta gran virtud que siempre debemos cultivar porque es expresión concreta de nuestro amor al prójimo.
¿Qué es SOLIDARIDAD?
La solidaridad es el apoyo o adhesión circunstancial a una causa o al interés de otros, por ejemplo en situaciones difíciles. La palabra solidaridad es de origen latín “solidus” que significa solidario.
Cuando dos o tres personas se unen y colaboran mutuamente para conseguir un fin común, se habla de solidaridad. La solidaridad es compartir con otros tanto lo material como lo sentimental, es ofrecer ayuda a los demás y una colaboración mutua entre las personas.
La solidaridad es sinónimo de apoyo, respaldo, protección, que cuando persigue una causa justa cambia el mundo, lo hace mejor, más habitable y más digno.
La solidaridad es un valor por excelencia que se caracteriza por la colaboración mutua que existe entre las personas, lo que sin duda permite lograr la superación de situaciones difíciles, como guerras, terremotos, tsunamis, inundaciones, cataclismos naturales, entre otros, pero también es una valiosa ayuda a nuestros familiares, amigos y/o conocidos que se encuentran en situaciones difíciles que les permite salir adelante y mejorar en cierto modo la situación.
La solidaridad entre personas permite resistir las adversidades que se presentan a lo largo de la vida. La persona solidaria no duda en colaborar y ayudar a todos aquellos que se encuentran en situaciones desfavorecidas, lo que permite distinguirse de los indiferentes y egoístas.
Es importante fomentar la solidaridad desde la infancia ya que puede ser vista como la base de otros valores humanos que logra desarrollar valiosas relaciones de amistad, familiares y/o sociales, basadas en la ayuda, apoyo, respeto, tolerancia y amor al prójimo.
Importante es la formación a la solidaridad de los papás a sus hijos. Formarlos en la generosidad, en el mirar y ver dónde hay un compañero o amigo necesitado, dónde se puede ayudar a un compañero en sus estudios o si no tiene las comodidades que su hijo tiene.
En el Año de la Misericordia, el Catecismo de la Iglesia Católica (CAT. Igl. Cat. Nr. 2447) nos enseña las obras de misericordia. Son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras de misericordia espirituales, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo al que no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos. Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de caridad fraterna; son también un testimonio valioso de solidaridad.
Como podemos ver el tema Solidaridad no se acaba en 50 líneas. Lo importante es que seamos conscientes que tenemos hermanas y hermanos que sufren, que lo están pasando mal, y que necesitan de nuestra ayuda y de nuestro amor. “Haz el bien y no mires a quién”, nos dice el refrán y el P. Hurtado: “Hay que dar hasta que duela”.
Les deseo todo lo mejor y abundantes bendiciones del Señor,
Roberto Espejo Fuenzalida, Pbro.
Párroco