Los cinco sentidos (vista, gusto, oído, olfato y tacto) han sido complementados por este sexto sentido, que permite ahora incorporar la orientación. A través del trabajo de satélites se logra dar con nuestra ubicación espacial, con mayor o menor exactitud.
El avance de la tecnología ha llevado a que el sistema GPS se incorpore incluso a nuestros celulares. La mayoría de nuestros teléfonos cuentan hoy con un sistema de ubicación de este tipo. El perfeccionamiento de esta técnica ha logrado que se pueda tener hoy nuestra ubicación exacta o con gran precisión.
Este tipo de tecnología ha permitido salvar muchas vidas, por ejemplos, a los tripulantes de naves que quedan a la deriva. También es repetitivo el rescate de turistas perdidos en montañas o parques.
Como esta tecnología también se utiliza para fines bélicos, existe interés en neutralizar su funcionamiento. Ya se han anunciado la existencia de mecanismos que engañan a los sistemas de GPS. Al neutralizar la ubicación se puede lograr la colisión entre barcos, aviones, etc. Perder la señal del GPS implica volver a utilizar instrumentos menos exactos, como los mapas de papel o el viejo sistema de radar, que no dan la exactitud que asegura esta tecnología creada por ingenieros norteamericanos en 1994.
El relato anterior nos debe llevar a reflexionar si estamos consciente que Dios cuenta con un sistema de GPS para ubicarnos de manera exacta. Él sabe dónde y en qué estamos siempre. Naturalmente que esto funcionan de manera muy diversa al mecanismo satelital que el hombre ha implementado en el campo tecnológico, con gran dosis de ingenio.
Dios ha previsto los medios para nuestro rescate en la vida espiritual, para volvernos a tierra firme, especialmente cuando estamos como un barco a la deriva o perdidos en la alta montaña a riesgo de perecer de frío y hambre.
Durante todo nuestro paso por la Tierra el GPS de Dios funciona a la perfección. Tema diverso es que yo no quiera dejarme ubicar por Él, que intente “engañar el sistema” a través de la neutralización que introduce interesadamente el demonio mediante el pecado.
Este GPS divino funciona a través de la utilización de los siguientes medios:
- Con una vida de Oración. A través de ella Dios siempre nos habla; mediante la oración me indicará el camino correcto y dará las instrucciones para recuperar en sendero o la mejor ruta de navegación, incluso en la peor tormenta que nos pueda estar afectando.
- En la asistencia a la Santa Misa y en la comunión frecuente. A través de estos medios se me dará el alimento que necesitamos para el desplazamiento en este paso por la tierra.
- En la confesión y en la dirección espiritual. Allí podremos corregir las imperfecciones que permitan que el GPS funcione de la manera que Dios quiere. Sin esta mantención periódica, tarde o temprano, me quedaré sin señal.
- En el rezo del Santo Rosario y le oraciones marianas. Estos medios facilitan la ruta del caminante.
- En la lectura del Evangelio y de algún libro espiritual que alimente mi alma. A través de estos se me dan las mejores rutas, que optimicen la utilización del GPS de Dios.
- En el examen de conciencia diario, sacando propósitos concretos de lucha.
El principal enemigo que tenemos para utilizar el GPS espiritual es el pecado mortal. El demonio tiene vivo interés en cortar nuestra señal con Dios, que se denomina la gracia. Como lo enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, “el pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior” (1855). “El pecado mortal, que ataca en nosotros el principio vital que es la caridad, necesita una nueva iniciativa de la misericordia de Dios y una conversión del corazón que se realiza ordinariamente en el marco del sacramento de la Reconciliación (…) (1856).
Pidamos este primero de enero de 2023, fiesta de Santa María Madre de Dios, que nos ayude a iniciar un nuevo año civil en que queramos vivir seriamente nuestra Fe.
Crodegango