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Una revisión del contenido de la literatura más vendida en nuestro medio, a lo menos en el último tiempo, muestra el predominio de historias feministas, relaciones entre personas del mismo sexo, o relatos de vidas vacías pero llena de glamour y de escándalos.
En una entrevista de esta semana, la máxima autoridad educativa chilena reconocía, con toda honestidad, que nuestra educación chilena va a estar en crisis por muchos años.
Para superar estas falencias educativas y encaminar el proceso formativo por la senda del bien común, un paso relevante podría ser, iniciar una revisión de los contenidos de la literatura que se utiliza para formar a los niños y jóvenes, especialmente, en el sistema público.
Es un hecho objetivo, que cualquiera puede verificar, que desde plataformas digitales la autoridad facilita la lectura de textos que promueve modelos sexualmente ambiguos.
La necesidad de proteger a los niños de todo esto se explica porque “el niño no está bajo el influjo de las hormonas que actúan en el adulto. Por eso, es vital el no inducir al niño a que realice prácticas sexuales; es una aberración pedagógica; el resultado es muy perjudicial. Y es que la hipófisis del cebero del niño no regula todavía la actividad hormonal sexual. Se necesitan unos años para que sea así, a la espera de la aparición progresiva de la madurez corporal y afectiva. La actividad sexual no es propia del niño. Realmente es una falacia la aseveración de Freud de que el niño es el “perverso polimorfo”, que es que su sexualidad va pasando por la fase oral, anal y genital” (VELAYOS, José Luis, Sociedad y ciencia, Pamplona: Eunsa, 2022, p. 122).
Sin agotar el tema, nuestra autoridad educativa propone de lectura historias como las que se pasa a sintetizar.
En uno se narra la vida de “un payaso que al mismo tiempo es bombero. Esto le trae complicaciones con sus compañeros del circo, ya que no entienden esa mezcla en una sola persona y no lo aceptan tal cual como es. Pero este divertido personaje les enseña a aceptar las diferencias y les demuestra que con esfuerzo y ganas se puede ser un buen payaso, un buen bombero y amigo para todos”.
En otro del mismo estilo se describe que un Centro de Alumnos de un colegio abre un concurso para encontrar una canción que los represente en el Festival Interescolar, Federico decide escribirla, pero tiene el temor de “asumirse como poeta frente a todos”. El libro transmite como mensaje que si se reconoce como “poeta” podría ser la llave para vislumbrar que hay algo más allá de la poesía y descubrir que la vida puede traer muchas sorpresas.
Otro: se describe la historia de “Pajarito”, “que es un ave que tiene sus alas en perfecto estado, pero no vuela. Hace mucho tiempo que dejó de hacerlo y todos los inviernos se cobija en su nido para soportar el frío. Hasta que, una noche, una poderosa tormenta destroza la rama que sostiene su hogar y lo arrastra hasta la ventana de Ema, una anciana voluntariosa de dedos torcidos. Tras trizar el vidrio de la ventana con el golpe de su cuerpo, Pajarito se ve obligado a quedarse allí y pagar con trabajo los daños ocasionados. En aquella estadía iniciará un viaje interno que lo llevará a recordar quién es y tal vez quién quiere ser”.
Para el público más adulto se promueve como destacado: “La flor púrpura (edición especial limitada”). En este libro se describe la historia de violencia doméstica que tiene como protagonista a Kambili, adolescente de clase alta de Nigeria, que vive en una confortable mansión con su hermano, su madre y su padre, un hombre ultracatólico. Todos los miembros de la familia viven aterrorizados por el miedo y la continua necesidad de complacer a su padre, un hombre muy relevante y respetado en la sociedad, pero al que su fanatismo religioso y su obsesión por llevar una vida occidental han conducido a ejercer en casa una férrea disciplina, por lo que viven en un ambiente opresivo marcado por la exigencia continua de la perfección.
Hasta que un día Kambili y su hermano visitan a su tía y sus primos y de repente descubren que hay otros modos de vivir más allá del suyo, donde imperan la libertad, la espontaneidad y la alegría, en el que las tradiciones autóctonas del país y todos pueden expresarse en libertad sin consecuencias; donde la opinión de todos sus miembros cuenta y todos tienen voz y voto.
Sería miope no advertir que llevamos muchos años donde la literatura juvenil e infantil se utiliza para intentar reemplazar los valores que son la base de nuestra cultura. La idea que está detrás de esta política pública es que los lectores, en sus primeros años, comiencen a cuestionar las creencias elementales y de este modo alcancen el “cambio de mentalidad”, que se les propone a través de mitos, historias infantiles, poesías, libros juveniles, entre otros. Dicho de otra forma, existe un movimiento de “renovación” de los cuentos y de la literatura infantil que busca imponer una visión feminista y de ideología de género.
Como se puede apreciar, tenemos un desafío que asumir en el campo cultural. Ninguna iniciativa puede dejar de ser útil para promover el mensaje del Evangelio. Frente a lo anterior habría que hacer examen y responder: ¿Qué hago para influir en la cultura? ¿Tomo la iniciativa para proteger los valores cristianos que quieren erradicar de la cultura? ¿Me preocupa lo que leen mis hijos y nietos?
Crodegango