La expresión Sagrario forma parte del lenguaje de los católicos y se refiere a la parte interior de una Iglesia donde se reserva o custodia a Cristo sacramentado, que está realmente presente en la Eucaristía.

El Código de Derecho Canónico contiene varias reglas que indican el fin que debe cumplir el Sagrario, para facilitar la vida de piedad. Veamos algunos cánones elementales:

“937. La iglesia en la que está reservada la santísima Eucaristía debe quedar abierta a los fieles, por lo menos algunas horas al día, a no ser que obste una razón grave, para que puedan hacer oración ante el santísimo Sacramento”.

“938 § 1. Habitualmente, la santísima Eucaristía estará reservada en un solo sagrario de la iglesia u oratorio. § 2. El sagrario en el que se reserva la santísima Eucaristía ha de estar colocado en una parte de la iglesia u oratorio verdaderamente noble, destacada convenientemente adornada, y apropiada para la oración. § 3. El sagrario en el que se reserva habitualmente la santísima Eucaristía debe ser inamovible, hecho de materia sólida no transparente, y cerrado de manera que se evite al máximo el peligro de profanación. § 4. Por causa grave, se puede reservar la santísima Eucaristía en otro lugar digno y más seguro, sobre todo durante la noche (…)”

“940 Ante el sagrario en el que está reservada la santísima Eucaristía ha de lucir constantemente una lámpara especial, con la que se indique y honre la presencia de Cristo”.

“942 Es aconsejable que en esas mismas iglesias y oratorios se haga todos los años exposición solemne del santísimo Sacramento, que dure un tiempo adecuado, aunque no sea continuo, de manera que la comunidad local medite más profundamente sobre el misterio eucarístico y lo adore; sin embargo, esa exposición se hará sólo si se prevé una concurrencia proporcionada de fieles, y observando las normas establecidas”.

Haríamos grandes avances en nuestra vida espiritual si hacemos visitas frecuentes al Sagrario. Esto ha sido recomendado por varios santos.

San Alfonso María de Ligorio (1697-1787), recomendaba hacer frecuentes visitas al santísimo Sacramento y escribió un libro sobre la forma como hacer esta visita.

Santa Teresa de Calcuta practicó una gran devoción eucarística. En la historia de las Misioneras de la Caridad, en el Capitulo General de la Congregación de 1973, las hermanas pidieron que la Adoración al Santísimo que tenían una vez al mes, la pasaran a cada día.  Lo anterior explica el siguiente hecho: «Un periodista le preguntó a la Madre Teresa: “¿Qué es lo más importante, a su juicio, en la formación de las monjas?”. Respondió ella: “Lo más importante es que tengan un amor hondo, personal, al Santísimo Sacramento, de tal forma que encuentren a Jesús en la Eucaristía. Así podrán encontrarle también en el prójimo y servirle en los pobres” (La Madre Teresa, Palabra, Madrid 1994, 4ª ed., 141-143).

El Sagrario ha sido un lugar relevante en muchas vidas. Así, por citar un ejemplo contemporáneo, Carlo Acutis, joven adolescente italiano fallecido a los 15 años de una leucemia fulminante, recibió la Primera Comunión, a los 7 años, asistió regularmente a Misa y rezaba delante del Sagrario.

Es conocida ha historia de André Frossard (1915-1995), intelectual francés. Cuenta en un libro testimonio que habiendo entrado en una capilla del Barrio Latino -en París- como escéptico y ateo de extrema izquierda, salió algunos minutos más tarde “católico, apostólico, romano”, sumido en una alegría profunda (Dios existe: yo me lo encontré, Ediciones Rialp, 1995).

Pidamos a Santa María, Reina del Cielo, que interceda para que aumentemos nuestra devoción eucarística con visitas frecuentes al Sagrario.

Autor: Crodegango