"Unidos en Cristo para Evangelizar"
21 de Noviembre de 2024
El rol de los laicos y mentalidad clerical
 


Los laicos, como simples cristianos, si son fieles al cumplimiento de sus deberes en la evangelización, permitirán que la luz de Cristo ilumine a muchos.

En una evidente mentalidad clerical, muchos católicos esperan para actuar en medio del mundo una orden de los obispos o de los sacerdotes, como si la Iglesia estuviera conformada sólo por la jerarquía y no por todos los bautizados.

Dicho de otra forma, la mentalidad clerical es una manera de eludir la necesidad evidente que tiene actualmente la Iglesia de que participen y actúen laicos muy comprometidos y activos en todos los ámbitos a los que el mensaje cristiano debe llegar.

La necesidad de la actuación de los laicos se remonta a los orígenes de la Iglesia. Históricamente está demostrado que el origen de la expresión “laico” ya se utilizaba a finales del siglo I. En un conocido escrito de San Clemente Romano (35-99) se designa como “laicos” la condición en el Pueblo de Dios de aquellos fieles que no son ministros sagrados (Carta a los Corintios, 40,5). Con esa caracterización se quería aludir a algo muy relevante, que es la de ser simplemente cristianos. Cuantitativamente ese ha sido el estado que han tenido miles de personas en los más de dos mil años que lleva el mensaje cristiano.

Los laicos, como simples cristianos, si son fieles al cumplimiento de sus deberes en la evangelización, permitirán que la luz de Cristo ilumine a muchos.

Este rol de los laicos fue resaltado de por el Concilio Vaticano II, en el cap. IV de la Constitución dogmática sobre la Iglesia: Lumen Gentium, donde se lee:

“33. (…) el apostolado de los laicos es participación en la misma misión salvífica de la Iglesia, apostolado al que todos están destinados por el Señor mismo en virtud del bautismo y de la confirmación. Y los sacramentos, especialmente la sagrada Eucaristía, comunican y alimentan aquel amor hacia Dios y hacia los hombres que es el alma de todo apostolado. Los laicos están especialmente llamados a hacer presente y operante a la Iglesia en aquellos lugares y circunstancias en que sólo puede llegar a ser sal de la tierra a través de ellos [113]. Así, todo laico, en virtud de los dones que le han sido otorgados, se convierte en testigo y simultáneamente en vivo instrumento de la misión de la misma Iglesia en la medida del don de Cristo (Ef 4,7)”.

La sordera u omisión en esta materia puede significar males graves a toda la sociedad. Lo que los laicos dejen de hacer seguramente será realizados por otros, precisamente para sembrar un mensaje diverso del cristiano, como lo podemos verificar hoy a simple vista en variados campos. Si los laicos católicos no quieren actuar, su desidia no permitirá solucionar los múltiples problemas que nos aquejan, afectando especialmente a los más pobres e indefensos.

La historia es abundante en ejemplos de desidia de unos pocos que puede dar lugar a situaciones tremendas. El hundimiento del Titanic el año 1912 se produjo por negligencia humana, puesto que nadie reparó a tiempo los remaches del casco del barco, que presentaban notables deficiencias a la vista de todos.

La condición de laicos comprometidos requiere enfrentar, con decisión, una lucha contra la negligencia, el tedio o el descuido en las cosas a la que estamos obligados a realizar como católicos.

Pidamos al Espíritu Santo luces para estar atentos y actuar como laicos comprometidos.

Autor: Crodegango






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