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En la Cuaresma se nos invita a poner especial énfasis en la virtud de la penitencia, que apunta al dolor interno y aborrecimiento del pecado cometido, con el propósito de no pecar en adelante (Concilio de Trento, Dz 897, DS 1676). Este arrepentimiento es clave en la vida espiritual cristiana y se puede manifestar de muchas formas, tanto interior como exteriormente. La necesidad de practicar este arrepentimiento permite que podamos hacer propósitos de cambio en nuestra vida, para buscar una auténtica conversión.
Muchos al oír la palabra penitencia piensan automáticamente en grandes ayunos o la utilización de cilicios que aparecen relatados en las biografías de algunos santos. A otros esto les evoca conductas que aparecen, en nuestra época, como exageraciones o derechamente fanáticas. No faltan los que hacen caricaturas interesadas, simplemente para desechar esta invitación y burlarse de los que las practican.
Sin embargo, los que se resisten a considerar el sentido de la penitencia cuaresmal a veces no reparan que hoy se practican y se alientan muchos actos de gran exigencia, pero sin ningún fin espiritual.
A modo de ejemplo, está de moda entre la gente joven hacer un “ayuno intermitente”, como un medio para perder peso y mejorar la salud metabólica e incluso prolongar la esperanza de vida (pero solo la terrenal). Este régimen funciona generando un déficit calórico que facilitaría la pérdida de peso y “dando tiempo al cuerpo para reparar y rejuvenecer” (insistimos, sólo en lo terrenal).
En el ámbito futbolístico, en muchas partes del mundo los hinchas hacen enormes sacrificios para conseguir entradas a los partidos de los equipos de excelencia. Algunos incluso acampan por días afuera de los estadios para ello.
En el ámbito del espectáculo para ver a sus ídolos las personas pueden llegar a hacer grandes esfuerzos económicos. Por ejemplo, la entrada más cara al último concierto de Luis Miguel en Chile bordearon los $380.000.- En el de Paul McCartney, el 11 de octubre pasado ascendió a $ 250.000. (que fue una de las más caras del continente). El ticket para participar en el Lollapalooza Chile 2025 puede llegar a costar $ 350.000.
La gente joven los fines de semana pueden estar en “modo fiesta” por horas, haciendo esfuerzos físicos que superan la penitencia más exigente que podría imponer un severo director espiritual a un feligrés.
La explicación de estas prácticas, sin ningún sentido espiritual, se explica porque muchos llevan vidas superficiales, en la que se carece de toda profundidad o sustancia. No son pocos los que están disponible para hacer grandes sacrificios físicos y económicos, para lograr una buena silueta y por no quedar fuera de un espectáculo de su ídolo, aunque ello no tenga ninguna significancia espiritual.
Muchas veces exageramos lo que la Iglesia nos pide, y que en materia de penitencia no llega a los sacrificios antes descritos. ¿Qué se diría si un sacerdote impusiera practicar el ayuno intermitente o dos días sin dormir o que se dé en el diezmo el mismo importe de la entrada más cara a un concierto?
La incoherencia que se puede advertir entre resistirse a hacer penitencia con un sentido espiritual y la de someterme a las exigentes pruebas físicas y económicas que se practican con toda diligencia en la vida superficial solo se explica por el desconocimiento de nuestra Fe.
Si logro tomar conciencia que Cristo me invita en esta cuaresma a caminos de entrega y de servicio por Amor a los otros, ya es una conversión cuaresmal.
Pidamos al Espíritu Santo que esta Cuaresma nos ayude a buscar una nueva conversión, que supone siempre amar la Cruz de Jesucristo y a esperar confiadamente en Él.
Crodegango