"Unidos en Cristo para Evangelizar"
31 de Enero de 2018
Felipe Rouret Reyes: “Tenemos un Dios que se la juega por nosotros todos los días”
 


El 4 de marzo, Felipe entra oficialmente al Seminario Pontificio de Santiago, respondiendo así al llamado que siente por dedicar su vida a Dios en el sacerdocio. Conozcamos su historia.

Felipe tiene 25 años y guarda una linda historia con nuestra parroquia. Teniendo 8 años empezó a participar de la Pastoral de Acólitos, despues de llevar un año preparándose para la.primera comunión. Sin embargo la historia viene de más atrás, sus padres se conocieron aquí en la pastoral juvenil y a pesar que después se cambiaron a Macul siguieron ligados a la parroquia y Felipe también.

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En este tiempo Felipe Rouret ha vivido grandes experiencias que no olvida y que lo han acercado y allanado en el camino al sacerdocio.  Partió siendo acólito, después entró al coro e hizo la confirmación, participó en la pastoral juvenil y el año pasado estuvo a cargo del grupo de confirmación.  

Cada etapa vivida en nuestra parroquia lo marcaron un poco “siendo acólito me enamoré de la misa, estar al lado del altar viendo cómo iba surgiendo la misa, estar en contacto con los sacerdotes, todo eso me iba encantando de la misa”, dice Felipe.

“Luego, los distintos coros en que participé me acercaron también a la misa y aprender a poner los talentos al servicio de Dios y la comunidad a través del canto, además aproveché de hacer grandes amistades que son súper importantes.  También fue definitorio el periodo en confirmación, me tocó preparar a adolescentes y adultos y ahí quise seguir profundizando en mi fe, estudiar y  descubrir la alegría de llevar la fe a otras personas, me llenaba mucho compartir la fe recibida. Tuve la gracia de participar de las misiones de verano, de compartir en comunidad y expresar la fe a otras comunidades y ser testigos de su perseverancia y alegría”, expresa Felipe.   

La idea de ser sacerdote estuvo siempre presente pero tomó forma hace pocos años. Siendo acólito fue inevitable pensar en ser cura pero la idea no pasó de ser un pensamiento de niño, las preguntas por llegar a ser sacerdote vinieron después.  “Me arranqué un poco de la idea del sacerdocio, venía de una familia con trayectoria universitaria, entonces sentía que estar en la universidad tenía que ser parte de mi vida y sentía que a los 18 años era tirarme a la piscina y entregarle mi vida por completo a Dios y dije no. Luego me encontré con la carrera de medicina que tenía por una parte, la ciencia y por otra, este componente de servicio que me gustaba”, dice Felipe.

Estudió medicina en la Universidad Católica y si bien, le gustaba la carrera se dio cuenta que algo faltaba y que eso que necesitaba estaba ahí al lado, en la parroquia.  Pese a que “le tenía susto a la idea de entregarlo todo”, una experiencia de retiro en Taizé fue definitoria para decidirse por seguir a Dios, fue entonces que comenzó a acompañarse por el padre Iván Paz y finalmente tomó la decisión.

¿Cómo fue la reacción de tus padres al contarles que  querías ser sacerdote?
Al principio se sorprendieron, no porque fuera algo raro sino porque pensaban que ya era una etapa superada, pero les hizo sentido. Era una consecuencia de una vida muy cercana a Dios. Somos una familia de iglesia por lo tanto saben y se dan cuenta que es un camino de felicidad. La Fran, mi hermana menor también me apoya, está muy contenta por mi y porque lo considera una bendición.

El 14 de diciembre a Felipe le comunicaron que estaba aceptado para ingresar al Seminario Pontificio, “sentí alegría, estaba muy contento y vine a la parroquia a contarles a todos, la comunidad supo y fue una alegría grande; sentí  las  ganas de que a uno le vaya bien,  porque no somos muchos los que estamos entrando al seminario”.

¿Cómo sueñas tu sacerdocio?
Me imagino un sacerdocio de parroquia,  de acompañar a una comunidad, siendo un aporte desde lo que yo sé y he vivido.  Un sacerdocio de anunciar y animar porque estamos en un tiempo en que la iglesia está más complicada, en que es más difícil ser católico, a veces queremos  que  Dios se quede encerrado en las cuatro paredes del templo,  que sea una ayuda espiritual buena onda y Dios es mucho más grande, quiere vivir con nosotros, entonces quiero ser signo de eso y de que tenemos gracias que aprovechar,  que tenemos un Dios que se la juega por nosotros todos los días.

¿Qué le dirías a la comunidad?
Les pediría que recen harto, porque se necesita la oración para la perseverancia, para salir adelante.  Ningún camino en la vida es fácil pero creo que este es uno de los pocos caminos en que uno puede ser tan acompañado por la comunidad. Acá me siento en casa. En mi  parroquia  me siento en familia, me han dado un testimonio de servicio súper grande.

Como parroquia queremos hacernos parte de esa alegría de Felipe y acompañarlo en la misa de ingreso al Seminario Pontificio de Santiago, el día 4 de marzo, a las 18:00 hrs. ¡Están todos invitados a participar!

       






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