"Unidos en Cristo para Evangelizar"
08 de Noviembre de 2019
MES DE MARÍA
 



Noviembre 2019

Estimados y recordados amigos,

Les envío un muy cordial saludo y pido a Señor que estén todos muy bien. Que la Paz del Señor esté con todos y cada uno de ustedes.

Estamos viviendo días muy difíciles. En nuestra Patria se ha perdido la paz. Estamos llenos de miedo y se dice que este es un nuevo despertar. Ruego al Señor que ojalá sea un despertar hacia Él, que nos acerquemos más a Jesús, que Él sea el centro de nuestra vida y en nuestros hogares. Ojalá todos con mucho entusiasmo recemos el Mes de María que iniciamos hoy.

Estamos en tiempo de flores, de la primavera. Son días que todos los católicos chilenos vivimos con mucha alegría y esperanza. Estamos en el Mes de María.

Un tiempo privilegiado no sólo porque nos acordamos en forma especial de nuestra Mamá del cielo, sino porque todo lo que nos rodea nos debe recordar a nuestro Creador. Este mes se lo dedicamos a la más delicada de todas sus creaturas: la santísima Virgen María, alma delicada que ofreció su vida al cuidado y servicio de Jesucristo, nuestro Redentor.

Celebremos este mes, invitando en forma especial a nuestros hogares y a nuestro diario vivir,  a María.
 

¿Qué se acostumbra hacer este mes?

Recordar las apariciones de la Virgen.  En Fátima, Portugal; en Lourdes, Francia y en el Tepeyac, México (Guadalupe), últimamente Madjugorje. La Virgen entrega diversos mensajes, todos relacionados con el amor que Ella nos tiene a nosotros, sus hijos.


Meditar en los cuatro dogmas acerca de la Virgen María que son: 

Su inmaculada concepción: A la única mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.

Su maternidad divina: La Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.

Su perpetua virginidad: María concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.

 Su asunción a los cielos: La Virgen María, al final de su vida, fue elevada en cuerpo y alma al Cielo. 

    

Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres.                      
María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de la Iglesia.

 

Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen María. 
María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.

 

Vivir una devoción real y verdadera a María.
Se trata de que nos esforcemos por vivir como hijos suyos. Esto significa:

1.    Mirar a María como a una mamá: contarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo momento.

2.    Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día.

3.   Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nosotros.

4.    Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.

 

Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María.
La Iglesia nos ofrece bellas oraciones como el Ángelus (que se acostumbra a rezar a mediodía), el Regina Coelila Consagración a María, Bajo tú amparo,  el Rosario y muchas otras oraciones marianas .

El Santo Rosario Es una de las advocaciones de María universalmente conocidas. Su difusión creció a raíz de la aparición de la Virgen a Santo Domingo de Guzmán portando un rosario en sus manos. Junto a Ella, aconsejan su rezo santos y pontífices.

Distintos papas han ido acogiendo fervorosamente su rezo, otorgándole diversas indulgencias. Entre las encíclicas de León XIII se hallan doce dedicadas al santo Rosario. San Juan Pablo II, al igual que hicieron sus predecesores así como sus sucesores Benedicto XVI y Francisco, insistió en la conveniencia de rezarlo, y en 2002 añadió los misterios luminosos. En total se recorren veinte misterios de la vida de Jesucristo y de María. Tanto en Fátima como en Lourdes, María se apareció llevando un rosario en sus manos, pidiendo a los videntes: «Rezad el rosario».       
                           
Como buenos parroquianos, pidámosle a Nuestra Señora de las Mercedes, su merced sobre nosotros, nuestras familias y en forma muy especial sobre nuestro querido Chile.

Les deseo abundantes bendiciones del Señor.

Les saluda muy cordialmente, en la caridad de Cristo Misionero, su párroco, Roberto Espejo Fuenzalida,  Pbro.


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